Hay pocas sensaciones que se parezcan siquiera a la libertad que nos ofrece el mar, navegando por sus aguas y surcando sus olas. Es algo que muchos todavía no han podido experimentar, porque se tiene la idea de que navegar es demasiado caro. Si quieres poseer un yate inmenso con el que recorrer el mundo, seguramente te vaya a costar una fortuna, pero hay otras formas de hacerlo. Muchas empresas alquilan barcos, con o sin capitán, para poder disfrutar de unas horas en alta mar. Es algo habitual en celebraciones de cumpleaños, despedidas de soltero, etc… Una experiencia diferente que nos permite conocer mucho mejor esa sensación de libertad, alejándonos de la tierra firme y rodeados por completo de agua en todo momento. Ver amanecer y atardecer en el mar es una de esas cosas que todos deberíamos hacer al menos una vez en la vida, para disfrutar de una belleza casi imposible.
No se trata solo de esa libertad, que evidentemente estará ahí, sino también de la sensación de sentirnos, aunque sea por un rato, verdaderamente privilegiados. No todo el mundo puede salir a alta mar a navegar, aunque como decimos, tampoco es tan caro. Será vivir una experiencia increíble, compartiéndola con la familia y los amigos, o tal vez con nuestra pareja… Es una opción muy romántica para celebrar un aniversario, por ejemplo, en un entorno absolutamente privilegiado. Si tenemos la licencia para navegar con pequeños barcos o veleros, además, podremos tener toda la intimidad del mundo junto a nuestra chica. De lo contrario, tendríamos que estar acompañados por un capitán que, normalmente, suele ser una persona bastante responsable y poco fisgona, así que nos dará también mucha libertad. Y es que el entorno es idóneo para ponernos cariñosos y disfrutar de un poco de sexo en alta mar, algo que sin duda habrás imaginado muchas veces. Es como la versión náutica del sexo en el avión, el high mile club, solo que en este caso el entorno es marítimo. Una fantasía que está más cerca de hacerse realidad de lo que imaginas.
El morbo de hacerlo en alta mar
Estaremos de acuerdo en que una de las chispas que mejor prenden el fuego de la pasión en cualquier persona es el morbo. Es decir, una situación que nos provoque un deseo especial, por su contexto, por la compañía, por lo que esté sucediendo en ese momento… El morbo es indispensable para encendernos, para que podamos desatar toda esa pasión que llevamos dentro. Y puede surgir en cualquier momento, porque a cada persona le da morbo algo distinto, como seguramente habrás podido comprobar. No es de extrañar que hacerlo en alta mar sea también una situación muy morbosa para la mayoría, por diferentes razones.
La primera, es un lugar totalmente distinto al que acostumbramos. Esto ya es sacarnos de la rutina, y nos aporta algo especial de entrada. Además, el contexto, la situación, es especialmente romántica, así que eso echará más leña al fuego de la pasión. Si vamos solos en el barco podemos disfrutar incluso al aire libre, sabiendo que nadie nos va a haber… o puede que sí. Ahí está también ese morbo tan delicioso y excitante que nos hará llegar más lejos. Sentir la brisa marina en el cuerpo desnudo, entregarnos al placer mientras vemos el atardecer más bello de nuestras vidas… Es lo que cualquiera querría disfrutar en una de esas escapadas a alta mar, y no es tan complicado de conseguir, en realidad.
Una fantasía para ambos sexos
Las fantasías suelen ser el combustible perfecto para que una noche de pasión cualquiera se vuelva más intensa e inolvidable. Y es que no es lo mismo tener sexo en la cama de siempre, en el cuarto de siempre, un día cualquiera, que hacerlo en un velero en alta mar en uno de los últimos días de verano. La situación ya es de por sí ardiente, pero muchos incluyen aun más componentes especiales a esa fantasía, como verse rodeados de más de una chica o un chico. Convertir esa experiencia en una verdadera orgia al aire libre, con el oleaje como perfecta banda sonora, es lo que muchos desean, aunque la mayoría se conforma realmente con hacerlo con su pareja.
Alquilar un barco
Este es el paso más complejo a la hora de realizar esta fantasía, tan habitual tanto en hombres como en mujeres. El barco puede venir con o sin capitán, dependiendo si disponemos de licencia para navegar. Esta licencia no es complicada de sacar, y aunque conlleva cierto gasto, lo cierto es que sale a cuenta si pensamos navegar a menudo. Si no, lo mejor es alquilar un barco con patrón, con un capitán que sepa navegarlo y conducirlo a alta mar. El capitán está acostumbrado a situaciones íntimas de sus pasajeros así que lo normal es que no se meta en lo que hacéis o dejáis de hacer. De hecho, para muchos, el tener a alguien externo en el barco es aún más excitante y morboso.
Con una escort, aún más excitante
En ocasiones nos cuesta llevar a cabo estas fantasías y no por falta de medios o de ganas, sino más bien por no encontrar a una pareja que también quiera disfrutarla. Las mujeres suelen ser algo más recatadas en este sentido, algo que por suerte también está cambiando en los últimos tiempos. Pero es cierto que en muchas ocasiones, el chico que quiere vivir este tipo de experiencias debe buscar a una profesional del placer. Una chica que sabe que no le dirá que no, y que además tiene mucha experiencia en lo que al sexo se refiere. Por eso, disfrutar de esta fantasía en alta mar con una escort siempre será un acierto seguro.
Las profesionales suelen pedir gastos pagados si el viaje se hace por más de una noche, aunque es cierto que eso también se puede negociar. La escort no tendrá ningún problema en saciar todos tus deseos en el barco, y la situación será realmente excitante. De hecho, es habitual que los futbolistas, actores y modelos famosos tengan yates donde pasan mucho tiempo con chicas de lujo, divirtiéndose a lo grande. Estas fiestas son además totalmente legales porque se llevan a cabo en alta mar, donde no hay ningún tipo de jurisdicción contra el sexo de pago, por ejemplo. Así que teniendo todo esto en cuenta, el que no cumpla esta fantasía es porque no quiere.